martes, 21 de abril de 2009

Green jobs

Con las crisis petrolíferas de los años setenta, el interés por encontrar energías sustitutivas se incrementó exponencialmente. Fue entonces cuando se empezó a utilizar la energía nuclear de forma generalizada y comenzó la investigación sobre otras de carácter renovable, como la solar o la eólica. Simultáneamente surgía el movimiento ecologista, que nos concienciaba de la necesidad de conservar nuestro planeta.

Desde entonces, muchos han sido los progresos técnicos que han permitido emplear las energías renovables de forma efectiva. Y han surgido otros campos de investigación, como los biocombustibles. También la conciencia llamémosla ecológica ha crecido entre los terrícolas. Pero hay algo que apenas varía: cada vez que el petróleo se encarece, renacen las voces que sugieren emplear otras energías y alaban sus bondades para nuestra sociedad.

En los últimos días ha vuelto a ocurrir eso último. En este caso, se argumenta que la intensificación del uso de las energías renovables potenciará la creación de empleos, lo que permitiría reducir el paro, incrementar el consumo y, en definitiva, aliviar la situación crítica en que se encuentra la economía. Esos empleos se han venido a denominar green jobs. Pero, si lees este artículo en The Economist, así como esta entrada en Economy Weblog, la noticia de The Wall Street Journal o el más amplio informe del World Resources Institute, comprobarás que no está claro si la utilización de energías alternativas es beneficioso para la economía.

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